Cuando un carro de fuego del cielo se llevó al gran profeta, Elías, su manto cayó sobre su protegido asustado, Eliseo. A partir de entonces, Eliseo sería el portavoz de Dios. La historia de Eliseo destaca su ministerio de milagros, desde curar la enfermedad de un soldado hasta devolverle la vida a un niño. Compare la confianza de Naamán en Eliseo, cuya obediencia gobernó la sanación de la lepra, con Gehazi, quien fue maldecido por buscar riquezas mientras hacía la obra de Dios. Eliseo sirvió a Dios por el recordatorio de su vida.
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